La misión de los ángeles es amar, servir y dar gloria a Dios, ser mensajeros y cuidar y ayudar a los hombres. Ellos están constantemente en la presencia de Dios, atentos a sus órdenes, orando, adorando, vigilando, cantando y alabando a Dios y pregonando sus perfecciones. Se puede decir que son mediadores, custodios, guardianes, protectores y ministros de la justicia divina.
Nos protegen, nos defienden físicamente y nos fortalecen al combatir las fuerzas del mal. Luchan con todo su poder por y con nosotros.
Los ángeles nos comunican mensajes importantes del Señor en determinadas circunstancias de la vida. También presentan nuestras oraciones al Señor y nos conducen a Él. Nos acompañan a lo largo de nuestra vida.
Hoy estos espíritus, conviven con los hombres, atraviesan espacios y dan señales de su presencia, porque el mundo está en crisis y necesita mucha ayuda. Hay ángeles que en un momento han ayudado a pueblos y naciones a salir del estado primitivo. Razas confinadas en distintos lugares de la tierra, han conocido a un tiempo la agricultura, la minería, las letras, las ciencias y las artes, la técnica, bajo la misma norma y enseñanza.
La misión de ciertos espíritus angélicos es poner en las nuevas naciones la semilla de la sabiduría, según los planes divinos y una vez que son asimilados por los hombres y su inteligencia abierta a toda enseñanza e investigación, son dejados a merced de sus propias fuerzas, sin que noten la ausencia de tales espíritus.
El fenómeno de bilocación se produce cuando la persona es trasladada en alma y cuerpo a otro lugar de su residencia habitual hasta que su misión está cumplida y regresa instantáneamente al lugar donde habita sin que adviertan nada los que con él conviven. Pero la persona que ha hecho ese viaje, sí conserva memoria de dónde ha estado, así como de todos aquellos que, viviendo en el sitio donde fue, la vieron y convivieron con ella.
Cuando se desató la batalla en el Cielo, hubo un cierto número de ángeles indecisos que, en el último momento se unieron y lucharon contra Luzbel. Aquellos ángeles separados, fueron juzgados por Dios y se encuentran en un lugar especial para que, cumpliendo la misión para la cual fueron creados, puedan volver a poseer el Cielo al final de los tiempos. Sin embargo, cuando es necesaria su ayuda, oyen el mandato divino y se trasladan al sitio que se les envía y cumplen su misión. No inducen al mal. Ya fueron juzgados y su estado es parecido al de aquellas almas que están purificándose en el Purgatorio, para poder ir a Dios y gozarlo.
Las apariciones de los ángeles a distintos personajes del Antiguo Testamento sirven para demostrar no sólo su existencia, sino además la misión que tienen de guiar a los seres humanos hacia el bien, prestándoles incluso servicios materiales y ayudándoles a superar múltiples dificultades.